El triage es el proceso de evaluación rápida y categorización de pacientes en función de la gravedad de sus condiciones médicas para determinar la prioridad de tratamiento. Se utiliza en situaciones de emergencia, como desastres naturales, accidentes masivos o en departamentos de urgencias hospitalarias, para asignar los recursos médicos de manera eficiente y brindar atención a quienes más lo necesitan en primer lugar.
Un ejemplo de triage podría ser el siguiente:
Imaginemos que ocurre un accidente automovilístico con múltiples víctimas. Al llegar al lugar del incidente, los equipos de respuesta médica realizan un triage para determinar el estado de cada paciente y decidir el orden en que recibirán tratamiento. En este caso, podrían utilizarse colores para categorizar la gravedad de las lesiones y la urgencia del tratamiento.
A menudo, se utilizan sistemas de codificación por colores, como el Sistema START (Simple Triage and Rapid Treatment), que asigna colores a diferentes categorías:
Es importante destacar que la asignación de colores en el triage puede variar según el sistema utilizado y las circunstancias específicas. El objetivo principal es priorizar el tratamiento de manera efectiva, maximizando las posibilidades de supervivencia y minimizando el riesgo para todos los afectados.
Un buen proceso de triage es esencial para proporcionar una atención médica de calidad, eficiente y segura. Garantiza que los pacientes reciban la atención que necesitan en el momento adecuado y en función de la gravedad de su condición, contribuyendo a la mejora de los resultados clínicos y la satisfacción del paciente.
Una estación diagnóstica en el proceso de triage del departamento de enfermería es esencial para agilizar la atención, mejorar la precisión diagnóstica y garantizar que los pacientes reciban la atención que necesitan en función de la gravedad de su condición. Esta integración contribuye a una atención médica más eficiente, efectiva y centrada en el paciente en entornos hospitalarios y de emergencia.
Aporta agilidad en el proceso de triage dado que se pueden realizar pruebas y exámenes rápidos, como la medición de los signos vitales, electrocardiogramas, entre otras cosas.
En situaciones de emergencia médica, una estación diagnóstica bien equipada puede ayudar a cuantificar la carboxihemoglobina de un paciente que ha reinhalado monóxido de carbono por la utilización de estufas o calefactores en invierno, pacientes con infarto de miocardio, dificultad respiratoria, etc. La capacidad de realizar diagnósticos preliminares permite una respuesta inmediata y eficaz.
Identificar y clasificar adecuadamente a los pacientes según su nivel de urgencia, contribuye a una distribución más eficiente de los recursos médicos, personal y equipo disponible en el departamento de emergencia o en la unidad de triage.
Por otro lado, la información recopilada se puede compartir con otros miembros del equipo médico, lo que facilita la transición del paciente a las áreas de atención correspondientes y garantiza una atención continua y coherente.
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