La hipotermia es una de las principales amenazas para la salud y la supervivencia de los recién nacidos, especialmente en aquellos prematuros o bebés a término de bajo peso. Se la define como una temperatura corporal central inferior a 36.5 °C, y en los neonatos, puede llevar a complicaciones graves como problemas respiratorios, infecciones, hipoglucemia, e incluso la muerte. La prevención de la hipotermia en estos pacientes es un desafío crítico en el cuidado neonatal, y se utilizan diferentes métodos para lograrlo.
Los recién nacidos, especialmente los prematuros, son particularmente vulnerables a la pérdida de calor debido a varias razones fisiológicas. Su piel es delgada y permeable, lo que facilita el descenso de la temperatura corporal. Además, la relación entre superficie corporal y peso es elevada, lo que también contribuye a una rápida pérdida de temperatura. Si no se previene a tiempo, la hipotermia puede desencadenar una cascada de eventos fisiopatológicos adversos. El recién nacido responde con vasoconstricción para conservar calor, lo que reduce el flujo sanguíneo cutáneo y puede llevar a acidosis metabólica. Además, la hipotermia puede afectar la función pulmonar y aumentar el riesgo de hemorragia intraventricular, complicaciones graves que amenazan la vida del neonato.
Para prevenir la hipotermia neonatal, hoy en día se utilizan diferentes estrategias. Por un lado, se busca controlar la temperatura ambiente de las salas de parto y de los sectores anexados a los que pueda necesitar ir el neonato, como un quirófano o una sala de resucitación; es recomendable que la temperatura se mantenga entre 25°C a 28°C. La humedad relativa del aire es otro factor a controlar, esta debería encontrarse entre 32% y 62%. Además, se debe evitar el contacto directo con superficies frías y la proximidad a objetos fríos.
Por otro lado, se busca controlar y monitorizar la temperatura del neonato mediante el uso de equipos especializados. Dentro de esta categoría vamos a encontrar incubadoras, mantas y colchones térmicos y cunas radiantes. Estas últimas son dispositivos diseñados para proporcionar calor controlado a los recién nacidos y son una herramienta esencial en la prevención de la hipotermia neonatal.
Estas cunas utilizan diferentes tecnologías de irradiación para calentar el cuerpo del bebé de manera uniforme, manteniendo una temperatura corporal constante. Según el estudio realizado por Martins LA et al., las cunas radiantes han demostrado ser efectivas no solo en la prevención de la hipotermia durante el período inmediato postnatal, sino también durante procedimientos quirúrgicos.
El uso de cunas radiantes está asociado con una mejora significativa en la tasa de supervivencia neonatal. Al mantener la normotermia, se reduce la incidencia de complicaciones relacionadas con la hipotermia. Esto es especialmente crucial en unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN), donde los pacientes son extremadamente vulnerables. Además, son equipos que facilitan la atención médica por brindar una superficie de trabajo con alto nivel de accesibilidad para el personal de salud.
La cuna radiante BQ80 de Comen cumple con estas funciones indispensables para el cuidado de los más pequeños. Diseñada específicamente para el cuidado del paciente y la comodidad del personal médico.
Además de contar con una pantalla táctil de 10,4 pulgadas, las funciones de monitoreo de temperatura y del Apgar, incluye una tecnología de irradiación de última generación. Consta de dos calefactores de cerámica, material que es ideal para el mantenimiento del equipo a largo plazo, ya que no genera residuos como la sílice de cuarzo y posee una mejor estabilidad. Además, el cabezal dónde se encuentran los calefactores es móvil, capaz de rotar e inclinarse. Esto le brinda al personal médico un alto nivel de accesibilidad al bebé sin que este deje de ser irradiado por calor.
La prevención de la hipotermia en recién nacidos es un aspecto fundamental del cuidado neonatal. Mediante las distintas estrategias para controlar el ambiente en conjunto con el uso de las cunas radiantes se logra proporcionar un entorno térmico estable, se fortalecen las capacidades de las UCIN y de las salas de parto brindando un entorno óptimo y seguro, y se mejoran significativamente las tasas de supervivencia en neonatos, especialmente en aquellos más frágiles y prematuros.
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