La densitometría ósea es una herramienta diagnóstica clave no solo en adultos, sino también en pediatría. Este examen permite evaluar la densidad mineral ósea (DMO) en niños y adolescentes, ayudando a identificar trastornos que podrían afectar su desarrollo óseo y su salud a largo plazo.
¿Por qué es importante la densitometría ósea en niños?
Los huesos de los niños son dinámicos y están en constante crecimiento. Evaluar la salud ósea en esta etapa de desarrollo es crucial:
1. Prevención de problemas futuros: Detectar la baja densidad ósea puede ayudar a prevenir fracturas y trastornos como la osteoporosis en la adultez.
2. Condiciones médicas: Algunas enfermedades, como la enfermedad celíaca, condiciones endocrinas o trastornos genéticos, pueden afectar la salud ósea y requieren monitoreo.
3. Nutrición: Los niños con deficiencias nutricionales, especialmente de calcio y vitamina D, pueden beneficiarse de una evaluación temprana.
¿Cuándo se recomienda realizar una densitometría ósea en niños?
La densitometría ósea se recomienda en varias situaciones, incluyendo:
El procedimiento es similar al de los adultos, no se requiere mucha preparación, aunque se puede recomendar evitar ciertos elementos metálicos antes del examen, el niño se acuesta en una mesa mientras el escáner mide la densidad ósea, frecuentemente en la columna vertebral y la cadera, la prueba es rápida, durando solo unos minutos.
Los resultados se presentan como un puntaje Z score:
La densitometría ósea en pediatría es una herramienta invaluable para asegurar un crecimiento y desarrollo saludables. Identificar problemas de densidad ósea desde una edad temprana permite implementar intervenciones adecuadas, lo que puede marcar la diferencia en la salud ósea futura del niño. La prevención y el cuidado temprano son fundamentales para asegurar que los niños crezcan fuertes y saludables.
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