Las enfermedades cardiovasculares se han vuelto cada vez más comunes en nuestra sociedad a medida que los patrones de estilo de vida evolucionan y las tasas de obesidad aumentan, pero hay mucho que podemos hacer para proteger nuestra salud cardíaca. En este artículo vamos a hablar de cómo el peso y la nutrición pueden afectar tus probabilidades de tener problemas cardíacos y, lo que es más importante, cómo podemos mejorar la salud cardíaca a través de mantener un peso adecuado y mejorar nuestras elecciones nutricionales.
Tener un peso poco saludable puede aumentar las probabilidades de sufrir problemas cardíacos. La definición de sobrepeso de la Organización Mundial de la Salud es tener un IMC de 25 o más. La obesidad se define como tener un IMC de 30 o más.
Las personas obesas tienden a padecer problemas cardíacos a una edad más temprana que las personas con un peso más saludable, y quienes los han sufrido suelen tener que convivir con enfermedades cardiovasculares y controlarlas durante el resto de sus vidas. Además, en general, las personas obesas tienen una esperanza de vida más corta que las personas que mantienen un peso más saludable.
Sí, pero también es necesario intentar mantener un peso más saludable una vez que se hayan perdido esos kilos de más. La modificación del estilo de vida que conduce a la pérdida de peso y a hábitos más saludables a largo plazo puede ayudar a mejorar la función cardiovascular y reducir el riesgo de sufrir problemas cardíacos.
Los estudios muestran que la pérdida de peso a corto plazo puede no ser suficiente para compensar los riesgos asociados con la enfermedad cardiovascular. Es mejor perder peso (y no recuperarlo) que tener un constante "yo-yo" y requerir dietas constantes o esfuerzos para perder peso.
Los estudios también muestran que una pérdida de peso moderada de entre el 5 y el 10 % en personas obesas puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir problemas cardíacos. Sin embargo, perder más peso (y luego poder mantener ese peso saludable) puede tener beneficios adicionales en términos de control de la diabetes tipo 2 y otras complicaciones relacionadas con la obesidad.
Por lo tanto, para maximizar la salud del corazón si tenés un peso poco saludable, debés intentar adoptar un enfoque paso a paso:
Muchas personas que llevan una dieta poco saludable tienen un riesgo mayor de padecer afecciones como presión arterial alta, diabetes tipo 2 y colesterol alto. Todos estos son factores de riesgo de enfermedad cardiovascular . Muchas personas con estas afecciones también padecen sobrepeso u obesidad, otro factor de riesgo.
Seguir una dieta sana y equilibrada no solo puede ayudarte a mantener sano el corazón, sino que también puede contribuir a la salud general de tu cuerpo, los músculos y los huesos, y a reforzar el sistema inmunológico. También puede ayudarte a evitar (o a controlar mejor) una serie de otras afecciones médicas, incluidos algunos tipos de cáncer.
En particular, hay evidencia que sugiere que seguir una dieta de estilo mediterráneo puede ayudar a reducir los problemas cardíacos si se pertenece a un grupo de alto riesgo. Esto significa basar la dieta en frutas, verduras, cereales, así como legumbres, papas, semillas y frutos secos, y priorizar el aceite de oliva sobre otras grasas (el aceite de oliva contiene el tipo de grasa "saludable"). Los productos lácteos, el pescado, los huevos y el pollo son preferibles a la carne roja.
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